Utilizamos una media de 10 al día, ¡pero tenemos muchas más en el móvil! Me refiero, por supuesto, a las aplicaciones móviles. Útiles en algunos casos, completamente ingeniosas y disparatadas en otros, estos cuadraditos de colores, por desgracia, no sólo no nos hacen ningún bien, sino que sienten especial curiosidad por nosotros. El desvío de nuestros datos personales por parte de las apps, aunque regulado, no cesa y les importamos un bledo.

Declaraciones engañosas en los comercios

La exactitud de las declaraciones de privacidad en Google Play Store y App Store es el punto de partida de muchos malentendidos.

Por ejemplo, el 42% de las aplicaciones de Android afirman recopilar datos sobre la ubicación exacta del usuario, cuando en realidad lo hace el 76%. En iOS, la cifra es igual de alta, ya que el 83% de las apps tienen acceso a datos de localización, mientras que sólo el 59% afirma pedir permiso para ello. (fuente).

Permisos ambiguos: robo por oportunidad

La discrepancia entre las afirmaciones de las aplicaciones en las tiendas y sus acciones reales puede explicarse por la naturaleza de los permisos que solicitan.

Algunas aplicaciones requieren permisos específicos para funcionar correctamente, como el GPS y la geolocalización.

Otras, en cambio, no son esenciales para el servicio principal de la app, pero se activan por defecto y depende de ti tener cuidado con lo que autorizas o no.

Esta distinción es importante porque plantea interrogantes sobre la transparencia y la verdadera intención de los desarrolladores, que, reconozcámoslo, es ganar dinero.

Dependiendo del contexto geográfico, la recogida de datos no transparente puede infringir normativas específicas.

Cuando una aplicación recopila datos no esenciales sin informar claramente al usuario, puede dar lugar a sanciones por parte de los organismos reguladores.

La complejidad de la transparencia para el usuario

Para el usuario medio, navegar por el laberinto de permisos y condiciones de uso de las aplicaciones no es tarea fácil.

Términos técnicos, declaraciones ambiguas y una gran cantidad de información dificultan la comprensión exacta de lo que se recopila y cómo se utiliza.

Además, con la proliferación de aplicaciones y, sobre todo, de actualizaciones, es casi imposible que un usuario realice un seguimiento activo y gestione todos los permisos.

La realidad económica de las aplicaciones gratuitas

Detrás de esta recopilación de datos hay una realidad económica inevitable: el coste de desarrollo y mantenimiento de las aplicaciones.

Cuando una aplicación se ofrece gratuitamente a los usuarios, debe no obstante generar ingresos para cubrir sus costes y generar un margen. En este contexto, la recogida y monetización de los datos de los usuarios se convierte a menudo en el modelo de negocio preferido. Una vez recogidos, estos datos pueden venderse a intermediarios de datos, agencias de publicidad u otros agentes, convirtiendo así a los usuarios que somos en un producto.

Esto plantea un dilema ético.

Por un lado, los usuarios se benefician de aplicaciones gratuitas, pero por otro pagan el precio de revelar partes de su vida privada.

Descúbrelo: Las peores VPN gratuitas, ¡eres más que el producto!

Limitar el daño causado por la recopilación de datos

Como puede ver, la mayoría de los permisos que solicitan las aplicaciones están diseñados para controlar el uso que hacemos de ellas, no para ayudarnos.

He aquí algunos consejos que todo el mundo puede utilizar para minimizar su huella digital con sólo unos clics:

Leer de antemano las políticas de las apps.

Es infernal y lleva mucho tiempo, pero es importante leer la política de privacidad y los términos y condiciones para entender cómo utilizará el propietario de la app los datos del cliente.

Recuerda que siempre puedes buscar una aplicación alternativa más respetuosa con la privacidad si algo te parece sospechoso.

Personaliza tus permisos de datos.

Es una buena idea revisar los permisos de todas las aplicaciones existentes y desactivar todo lo que no sea esencial. Presta especial atención a los datos esenciales, como la cámara, el micrófono, el almacenamiento, la ubicación y la lista de contactos. Tu contador de pasos no necesita saber el número de teléfono de la tía Micheline para funcionar.

Borra las aplicaciones que no utilices.

Si tienes aplicaciones que ya no utilizas, elimínalas.

Opta por fuentes oficiales.

Descargar aplicaciones de sitios no oficiales aumenta el riesgo de utilizar servicios no seguros.

En conclusión

Como extensiones verificables de nosotros mismos, nuestros teléfonos móviles y las aplicaciones que contienen desempeñan un papel fundamental en nuestra vida cotidiana.

Sin embargo, la excesiva recopilación de datos por parte de las aplicaciones, unida a la falta de transparencia, está llevando a muchos usuarios de Internet a retirarse y/o cambiar a aplicaciones más respetuosas con la privacidad. Tómate tu tiempo para entender los permisos que concedes y sé proactivo en la gestión de tus datos personales.

Daniel Morales

Joven experto en tecnología, dedicado a desmitificar los VPN y a reforzar la seguridad de los datos para una era digital más segura.