La reciente campaña de Surfshark en Londres no dejó indiferente a nadie. La empresa instaló aseos transparentes en las calles para concienciar a los internautas de lo que están dispuestos a compartir y lo que no. El debate sobre la privacidad digital se ha reavivado.

Aunque todo el mundo entiende la noción de privacidad, su interpretación y sus límites pueden variar considerablemente de un individuo a otro. Con la omnipresencia de Internet en nuestras vidas, proteger nuestra intimidad en línea resulta poco interesante, ¡cuando no francamente descorazonador! En un momento en que las personas influyentes se exponen constantemente, ¿qué está ocurriendo con nuestro jardín secreto?

Descifremos el impacto de las tecnologías de la información en nuestro mundo interior.

¿Qué es la privacidad en Internet?

Lo que se dice de algo privado suele estar vinculado a sentimientos personales, pero no sólo. A veces se asocia a la noción de propiedad privada, buenos modales e incluso anonimato.

En una era dominada por la digitalización y la inteligencia artificial, la privacidad adquiere una nueva dimensión. El intercambio constante de información personal, voluntario o forzado, nos hace vulnerables a violaciones de nuestra intimidad en un grado nunca visto. Los algoritmos de IA, capaces de analizar y procesar grandes volúmenes de datos, pueden revelar aspectos de nuestra vida privada que nunca nos habíamos planteado compartir.

Aunque la mayoría de los países tienen leyes para proteger la privacidad de los usuarios de Internet y castigar su invasión, estas protecciones legales no siempre han seguido el ritmo de la rápida evolución de la tecnología. Como resultado, vivimos en una sociedad en la que nuestra intimidad está ampliamente expuesta sin que sepamos muy bien por qué.

Privacidad en Internet: corazones abiertos y secretos bien guardados

La privacidad en Internet es un tema controvertido, con dos corrientes de pensamiento principales. Por un lado, algunos sostienen que la privacidad tiende a desaparecer por completo, dando paso a una sociedad basada enteramente en tecnologías especialmente intrusivas. Estas tecnologías, especialmente los algoritmos de inteligencia artificial, recogen y analizan sistemáticamente información personal, a menudo sin el consentimiento genuino de las personas implicadas. Esto plantea problemas importantes en términos de ciberseguridad, ya que deja a los individuos vulnerables a violaciones de la privacidad y ciberataques.

Por otro lado, hay quien ve en estas tecnologías una oportunidad más que una amenaza. En su opinión, ofrecen a los individuos la oportunidad de compartir información personal que consideran útil o relevante. Valoran el espíritu de compartir, la retroalimentación y el apoyo mutuo que estas tecnologías facilitan. Sin embargo, esta perspectiva se basa en la idea de que los individuos tienen un control total sobre la información que comparten, lo que no siempre es el caso, especialmente desde la llegada de la IA.

Las redes sociales desempeñan un papel clave en esta dinámica, ya que contribuyen tanto a reducir como a fomentar la privacidad. Los algoritmos de IA utilizados por estas plataformas pueden recopilar y analizar grandes volúmenes de datos personales, a menudo más allá de lo que los usuarios creen estar compartiendo. En consecuencia, la protección de la privacidad en Internet requiere un enfoque equilibrado que tenga en cuenta estas dos perspectivas y establezca mecanismos de protección adecuados para combatir las posibles amenazas a la privacidad.

Combatir las ideas preconcebidas sobre la protección de datos personales en línea

Tras esta doble perspectiva, es importante deconstruir ciertas ideas preconcebidas sobre el anonimato y la protección de datos en línea. Una de esas ideas es que navegar por Internet con un antivirus equivale a una protección completa. Se trata de una noción engañosa. En realidad, aunque el software antivirus se ha vuelto esencial para proteger nuestros dispositivos de software malicioso, no hace nada para proteger la información que pasa a través de los proveedores de servicios de Internet (ISP) y las redes Wi-Fi públicas.

En Brasil, como en muchos otros países, la mayoría de la gente valora la protección de su privacidad. Paradójicamente, los individuos a menudo se exponen en línea sin darse cuenta realmente de las implicaciones. Para aumentar la privacidad en línea, herramientas como las VPN son muy útiles. Cifran el tráfico de Internet y enmascaran la dirección IP, lo que hace a los usuarios menos vulnerables y, sobre todo, les permite navegar por Internet de forma confidencial.

Esta paradoja entre el valor que damos a la privacidad y la facilidad con la que nos exponemos pone de relieve la importancia de una educación digital en profundidad. Comprender cómo las tecnologías, especialmente la IA, recopilan, utilizan y comparten nuestra información personal es el primer paso hacia una navegación más segura y privada.

Datos y personas: una dinámica compleja

En el ecosistema digital existen dos grandes categorías de datos y metadatos. Por un lado, están los datos que se comparten voluntariamente cuando los usuarios se dan de alta en diversos servicios. Por otro lado, algunos datos son recogidos sin el conocimiento de los usuarios por estos mismos servicios, como las redes sociales, los proveedores de email, las aplicaciones de mensajería y los navegadores. Este tipo de recopilación silenciosa aumenta el riesgo de piratería, spam y rastreo.

Además, algunos agentes digitales operan entre bastidores, lo que añade otra capa de complejidad a esta dinámica. Los intermediarios de datos, por ejemplo, recopilan, agregan y venden información sobre las personas, a menudo sin su consentimiento. Al mismo tiempo, muchas aplicaciones desvían datos sensibles del usuario, como la geolocalización, el historial de navegación o incluso los contactos, y pueden hacer un uso indebido de ellos.

Además, los proveedores de servicios de Internet (ISP) tienen la capacidad de llevar a cabo lo que se conoce como Inspección Profunda de Paquetes (DPI), una inspección detallada de los datos que pasan por sus redes. Esta técnica les permite rastrear las actividades en línea de sus abonados, a menudo sin su consentimiento explícito.

Ante esta penosa situación, el uso de una VPN puede ser una solución pertinente para recrear un cierto grado de privacidad. Sin embargo, no protege de los datos que usted acepta compartir. Una protección eficaz de la privacidad en línea requiere una combinación de tecnologías de protección de datos, una legislación sólida y respetada y una mayor concienciación de los usuarios sobre los riesgos y las prácticas que implica la protección de sus datos personales.

Tomás Gutiérrez
Tomás Gutiérrez

Experto en tecnología y defensor de la protección de datos, combinando pasión por la innovación y compromiso con la seguridad digital