La cibercultura no es del todo buena e influye en nuestro comportamiento. El ciberacoso es una de las facetas más oscuras de la revolución digital, una manifestación tóxica de la cultura digital. Aunque los «me gusta», los «compartir» y los «comentarios» conforman nuestra percepción social, se está abusando de ellos como armas de intimidación y humillación.

En muchos países se ha producido un aumento exponencial del uso de redes sociales como Snapchat e Instagram. Esto ha creado un terreno fértil para acosadores, intolerantes y, nos atrevemos a decir, chiflados. No es un problema exclusivo de los jóvenes. Adultos, profesionales e incluso famosos están siendo víctimas. Las repercusiones van mucho más allá del mundo digital. Afectan a la salud mental, a la confianza en uno mismo e incluso pueden tener consecuencias trágicas. Pero estos casos son sólo la punta del iceberg. Según un estudio de Panda Security, el 38% de las personas son víctimas a diario de ciberacoso en las plataformas de redes sociales, lo que ilustra la magnitud del problema más allá de los casos ampliamente difundidos en los medios de comunicación.

Todos tenemos una vaga idea de lo que es el ciberacoso, pero reconocer las señales y tomar medidas eficaces no siempre es fácil. Aquí tienes una guía práctica para ayudarte.

¿Qué es el ciberacoso?

El ciberacoso, también conocido como acoso en línea, es el uso repetido de palabras o comportamientos en Internet con el objetivo o el efecto de perjudicar las condiciones de vida de la víctima.

Estos actos pueden adoptar la forma de comentarios, vídeos, edición de imágenes, mensajes en foros y otros contenidos digitales. Pueden tener graves consecuencias para la salud física y/o mental de la persona acosada, provocándole ansiedad o incluso depresión.

El acoso se caracteriza por la frecuencia de los comentarios y su contenido ofensivo, obsceno o amenazador. El ciberacoso es un delito penal.

Bromas o acoso: ¿dónde está el límite?

Las burlas son bromas amistosas entre amigos sin intención de causar daño. El acoso es una agresión repetida con la intención de herir o humillar.

La línea del ciberacoso se cruza cuando los comentarios y mensajes se multiplican intencionadamente, con el objetivo de causar sufrimiento emocional, físico o psicológico a la persona a la que van dirigidos, sin tener en cuenta sus sentimientos ni sus protestas.

Más que un troll: los distintos tipos de ciberacoso

He aquí un resumen no exhaustivo de las distintas formas que puede adoptar el acoso en línea.

Ciberacoso: acosar a alguien en línea aprovechando la información personal que comparte.

Intercambio no consentido de contenidos íntimos: se trata de la difusión no autorizada de contenidos íntimos (shaming, pornorevanche, etc.). Una variante específica, denominada doxxing, se centra en la divulgación de información personal con el objetivo de perjudicar o exponer a la víctima a otras formas de acoso.

Robo de identidad: uso fraudulento de la información personal de una persona para realizar transacciones o crear perfiles falsos.

Swatting: bromas peligrosas destinadas a desencadenar una acción policial contra una persona inocente.

Acoso sexual en línea: depredadores que utilizan plataformas en línea para cosificar, acosar o estafar a sus víctimas.

Ciberacoso escolar: acoso en línea dirigido a los alumnos, normalmente una extensión del acoso que sufren en la escuela.

Y la lista podría continuar…

Estas diferentes formas de ciberacoso no se excluyen mutuamente. De hecho, un acosador puede combinar varios métodos, intensificando la gravedad de sus acciones y el trauma para la víctima.

«Name and Shame»: ¿herramienta de rendición de cuentas o ciberacoso?

¿Qué es «nombrar y avergonzar»?

Nombrar y avergonzar es la práctica de exponer públicamente a una persona u organización por un comportamiento que se considera censurable o inaceptable. El objetivo suele ser utilizar la presión social para que rindan cuentas o cambien su comportamiento.
¿Es el ciberacoso «nombrar y avergonzar»?

Todo depende del contexto, la intención y las consecuencias.

  • Contexto: si el «name and shame» se utiliza para denunciar una injusticia, un acto ilegal o un comportamiento poco ético, puede considerarse una forma legítima de llamar la atención sobre un problema. Por ejemplo, denunciar a una empresa contaminante o a un individuo culpable de acoso sexual.
  • Intención: si la intención detrás de «nombrar y avergonzar» es puramente perjudicar, vengarse o causar daño a alguien sin ninguna base válida, esto puede considerarse ciberacoso. La intención maliciosa es un elemento clave.
  • Consecuencias: Si la persona u organización objeto del «nombrar y avergonzar» sufre un daño desproporcionado, como amenazas, difamación u otras formas de acoso, la práctica puede convertirse en ciberacoso.

El «name and shame» puede ser tanto una herramienta de rendición de cuentas como una forma de ciberacoso. Todo depende de cómo se utilice. Como siempre, la clave es la moderación, el discernimiento y el respeto a los derechos de todos.

¿Qué puedes hacer para defenderte del ciberacoso?

Ante el acoso en línea, he aquí algunas recomendaciones:

No respondas: La primera reacción es no responder al agresor. Responder o buscar venganza puede avivar el conflicto y atraer a otros acosadores.

Cuéntaselo a alguien de confianza: Si eres víctima, no te aísles. Habla con alguien cercano, un amigo o alguien de confianza.

Guarda pruebas: haz capturas de pantalla de los mensajes o contenidos malintencionados. Estas pruebas pueden ser esenciales si decides presentar una denuncia.

Protégete: Cambia la configuración de privacidad de tus cuentas en las redes sociales, bloquea a los acosadores y denuncia los contenidos inapropiados a las plataformas pertinentes.

Presenta una denuncia: ¡Actúa ya! No dudes en presentar una denuncia ante las autoridades competentes.

No te rindas.

En conclusión: una cuestión de anonimato

Es difícil hablar de ciberacoso sin mencionar la cuestión del anonimato en Internet. Recientemente, las VPN se han convertido en un tema controvertido. Aunque técnicamente una VPN no convierte a un usuario en completamente anónimo (si estás registrado oficialmente en el servicio que utilizas), enmascara la identidad lo suficiente como para plantear un problema, especialmente en las redes sociales. Seamos sinceros, el anonimato es un verdadero combustible para el ciberacoso, ya que permite a los acosadores actuar sin temor a las consecuencias. Sin embargo, privar a las personas de los medios para protegerse en línea puede tener consecuencias de largo alcance y poner en peligro la privacidad y la seguridad individuales. Los debates sobre la privacidad y la seguridad en línea distan mucho de haber concluido.

Tomás Gutiérrez

Tomás Gutiérrez

Experto en tecnología y defensor de la protección de datos, combinando pasión por la innovación y compromiso con la seguridad digital