A medida que se acercan las fiestas, se intensifica el atractivo de los dispositivos domésticos inteligentes, como los altavoces conectados. Antes de regalar estos dispositivos, es importante tener en cuenta sus implicaciones para la privacidad. Ya sea Google Nest, Amazon Echo o Apple HomePod, estos dispositivos pueden ofrecer comodidad, pero también plantean importantes problemas de privacidad. Diversas organizaciones lanzan periódicamente advertencias sobre estos dispositivos debido a las abusivas condiciones de uso que se esconden tras ellos. Cuáles son los peligros de un altavoz conectado? Este artículo explora los riesgos que debes conocer antes de colocar uno de estos altavoces bajo tu árbol de Navidad.
Alexa, ¿estás escuchando?
La respuesta es SÍ. Está claro que los altavoces inteligentes están siempre al acecho. Los altavoces conectados representan una nueva faceta de la vigilancia GAFA. Las mayores empresas tecnológicas del mundo han encontrado la forma de escapar del área de trabajo y entrar en el corazón del hogar. Donde todo se vive, donde todo se dice. No son las paredes las que tienen oídos, sino nuestros equipos.
¿Qué hacen los altavoces inteligentes?
Los altavoces inteligentes son una interfaz de voz conectada a Internet. Los usuarios pueden pedir al altavoz conectado que reproduzca una canción, busque información, les diga la previsión meteorológica, les mantenga al día de las últimas noticias o incluso les cuente un cuento a sus hijos antes de dormir.
En un momento en que el Internet de las Cosas (IoT) ya forma parte de nuestras vidas, el altavoz inteligente se perfila como el centro neurálgico que lo controla todo.
Cada altavoz conectado viene además con extensiones de terceros que vinculan el altavoz a otras aplicaciones, como un calendario, la previsión meteorológica, Uber o Netflix. Estas extensiones pueden utilizarse para llamar a un taxi o pedir una pizza, por ejemplo. Las posibilidades son infinitas.
Privacidad del Nido de Google
Google sabe quiénes son nuestros amigos, qué hay en nuestras agendas, dónde nos gusta salir y qué temas nos interesan más. Sin embargo, esta colosal cantidad de datos nunca es suficiente. Alphabet, la empresa matriz de Google, obtiene el 84% de sus ingresos de la publicidad. Gana miles de millones de dólares al año vendiendo datos personales a los anunciantes, que los recopilan para dirigirse a los usuarios de Google con una precisión cada vez mayor. Para Google, más datos significa más ingresos. El resultado es un altavoz siempre conectado a Internet.
O Google Home torna as pesquisas na Internet mais acessíveis do que nunca, o que significa que esse gigante da Internet está recebendo cada vez mais dados sobre seus usuários. Além disso, a mudança para o Google Nest está digitalizando ainda mais dados e compartilhando-os com um número ainda maior de empresas.
Altavoces conectados: el caso del Amazon Echo
Amazon no depende tanto de los ingresos publicitarios como Google, pero quiere los datos igual para saber qué productos son más rentables para dirigirlos a su plataforma de ventas. La misma preocupación por la privacidad está presente en Google Home. Todas las interacciones con Alexa quedan registradas, vinculadas a la cuenta del usuario y guardadas en una base de datos de Amazon para siempre. Amazon ha sido más transparente y directo sobre el potencial publicitario de Alexa, anunciando que empezará a usar Alexa para servir anuncios.
Confidencialidad del HomePod de Apple
Como el HomePod es un micrófono conectado a Internet, Apple anonimiza todas las interacciones. No vinculan las preguntas que se hacen al HomePod a la cuenta de Apple del usuario y, por último, Apple borra todos los datos de estas comunicaciones. La compañía californiana tampoco autoriza extensiones de terceros. Como resultado, el HomePod es un dispositivo menos práctico y menos versátil, pero es más seguro y mucho más privado.
© Apple Inc.
El peligro de los altavoces conectados: bases de datos exponenciales
Las nuevas cantidades de datos que pueden recopilar los altavoces conectados a Internet son asombrosas. De hecho, cuando las empresas recopilan grandes paquetes de datos, las autoridades policiales pueden filtrarlos, piratearlos o acceder a ellos. Como ejemplo, en 2019, Amazon se vio obligada a compartir grabaciones de Alexa como parte de una investigación, lo que solo fue posible porque Amazon vincula todos los datos a un perfil de usuario y los almacena para siempre. La eliminación de los registros no es automática; depende del usuario acceder a su cuenta y borrar sus interacciones con Alexa.
Altavoces conectados: ¿es realmente posible oponerse?
La cuestión del consentimiento de una persona que no está en posesión de un altavoz, pero que se encuentra en un lugar donde hay un altavoz inteligente encendido, ha suscitado muchos debates en Estados Unidos.
En efecto, si una persona tiene activo uno de estos dispositivos conectados, efectivamente ha leído y aceptado las condiciones de uso. Sin embargo, se crea un vacío legal cuando hay varias personas en la casa. La cuestión también se plantea en actos privados con familiares y/o amigos.
A raíz de estos numerosos debates, se propuso la idea de hacer firmar un formulario de consentimiento antes de entrar en una casa «conectada». Aunque esta iniciativa es tan ridícula que hace sonreír, cabe señalar que muchas familias ya tienen dudas sobre la confidencialidad de los datos intercambiados a través de aplicaciones de mensajería instantánea.
«¡Prueba el azul, es el nuevo rojo!
Wall-E (2008) – ©Walt Disney Pictures – ©Pixar Animation Studios
A largo plazo, a muchos usuarios no les importa el peligro de los altavoces conectados ni sus consecuencias. De hecho, muchos creen que no tienen nada que ocultar y que la publicidad dirigida les ahorra tiempo y/o que tienen un bloqueador de anuncios. En cierto modo, y teniendo en cuenta que la recopilación masiva de datos cuesta una enorme cantidad de recursos y energía, se trata de un argumento válido. Sin embargo, cabe preguntarse si nuestras opciones individuales no se verán completamente ahogadas cuando se resuelva el problema del almacenamiento de información en centros de datos.